En 2012 Nicolás estaba durmiendo en un hotel abandonado. Era adicto a la pasta base, y sus padres ya no sabían qué hacer para recuperar a su hijo. Fue entonces que ingresó a la Fazenda de la Esperanza y su vida cambió para siempre.

Hay historias que merecen ser contadas, y tu aporte puede ayudar a escribirlas.
Ingresá a www.iglesiadetodos.org.uy y enterate cómo podés aportar para que la Fazenda y otras iniciativas impulsadas por la Iglesia Católica, puedan seguir siendo apoyadas.

Porque la Iglesia es de Nicolás, es nuestra y es de Todos.

Iglesia de Todos 2020.
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#IglesiaDeTodos

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